MATEMATICAS
Resuelve los siguientes problemas. No olvides escribir la solución.
1. 1.Marta y Carlos han regalado un ordenador a su
padre. Les ha costado 1.998 €. Si Marta ha puesto 499 €, ¿cuánto dinero ha
puesto Carlos?
2.
Un camión transporta 22.678 cajas. Algunas
contienen naranjas y otras limones. Si 5.243 cajas contienen naranjas, ¿cuántas
cajas de limones transporta el camión?
3.
En un estadio de fútbol había 25.567
espectadores. Después de media hora, entran 1.654 personas más. ¿Cuántos
espectadores hay ahora en el estadio?
4.
En un bosque había 23. 468 árboles. Si han
plantado 11. 104 más, ¿cuántos árboles hay ahora en el bosque?
5.
Emilia tenía 732 vacas en su granja. Ha comprado
167 vacas más. ¿Cuántas vacas tiene ahora?
6.
En una fiesta había 23.348 globos. Se han
pinchado 9.125. ¿Cuántos globos han quedado al terminar la fiesta?
LA LUZ AZUL
Cierta vez, un soldado que había sido
licenciado por sus muchas heridas en la guerra, iba recorriendo el país en
busca de trabajo. Una noche, cansado de caminas, llegó a la puerta de una
cabaña.
-¡No llames a esa puerta! -le advirtieron
unos pajaritos-. En esa casa vive una bruja.
-Si quieres descansar en mi casa -dijo la
bruja que salió a abrirle-, tendrás que trabajar en mi huerto hasta que yo te
diga basta.
El soldado, que estaba muerto de hambre y
muy cansado, se puso a trabajar. Cuando ya no podía más, la bruja le dijo:
-Te daré cobijo por esta noche, pero
mañana tendrás que bajar al pozo a buscar un poco de la luz azul que flota
sobre el agua.
A la mañana siguiente, el soldado bajó al
fondo del pozo y encontró la luz azul.
-¡Bien, bien! -se alegró la bruja-. Eres
un soldado muy listo y valiente.
Cuando el soldado llegó arriba, la mujer
le dijo:
-Ya puedes entregarme la luz azul,
soldado.
-¡No! -respondió el soldado, al ver que la
bruja lo miraba con ojos llenos de malicia-. No te entregaré la luz hasta que
mis pies toquen tierra firme.
Razón tenía el soldado en desconfiar. La
bruja furiosa al ver que no había podido engañarle, soltó la cuerda y el pobre
joven fue a parar al fondo del pozo.
-¡Nunca más podrás salir de aquí! -gritó
la bruja-. Te has pasado de listo, amiguito.
El soldado, resignado con su suerte, sacó
su pipa y la encendió en la llama azul que flotaba sobre las aguas del pozo.
Pero, al instante, el humo de la pipa se convirtió en un duendecillo.
-¿Qué deseas de mí? -preguntó el
duendecillo al asombrado soldado-. Estoy a tus órdenes.
-Quiero que me ayudes a salir de este pozo
-respondió el joven.
El duendecillo condujo al soldado a través
de unos pasadizos llenos de joyas y cofres llenos de monedas.
-Es el tesoro de la bruja -dijo el
duendecillo-- Puedes coger lo que quieras.
El soldado, que no era muy ambicioso, tomó
una pequeña joya, diciendo:
-El resto podemos entregarlo a los pobres,
¿te parece?
Al salir al exterior vieron a la bruja que
se alejaba, muy enfadada, a lomos de su gato negro más veloz que en viento.
-Al no poder conseguir la luz azul -dijo
el duende-, tiene que marcharse de este lugar para no volver nunca más. ¿Qué
otra cosa mandas, señor?
-Yo era soldado -dijo el joven- y el rey
me despidió. Quiero que me traigas a la hija del rey para hacerla servir de
criada.
Al llegar la noche, el duende se introdujo
en el palacio del rey y se llevó a la princesa por una ventana.
-Ji, ji, ji -se rió el duendecillo-. Como
está dormida, no se da cuenta de nada. Sólo se despertará cuando esté en
presencia del soldado.
Al llegar a la cabaña de la bruja, que
ahora ocupaba el soldado, la princesa se despertó.
-Coge una escoba y barre -le dijo el
soldado.
-Haré lo que tú digas -dijo la princesa
con los ojos llenos de lágrimas-. Pero los soldados de mi padre te meterán en
la cárcel.
En efecto, los servidores del rey
apresaron al soldado. Pero el joven solicitó poder fumar su pipa y, al aparecer
el duendecillo, ordenó:
-Empieza a pegar garrotazos hasta que me
suelten, amigo.
El duendecillo, ayudado por varios
compañeros, cumplió lo que le ordenaban hasta que los soldados soltaron al
preso.
El rey maravillado por todo lo ocurrido,
concedió al soldado la mano de su hija.
Vivieron muchos años felices y el rey, a
partir de aquel día, fue justo y generoso con los soldados que le servían.
El duende, cumplida ya su misión, se
marchó volando al reino de las hadas y nunca más salió de allí.
INGLÉS
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